Por IIván Delhumeau.
Los presidentes de México además de las facultades implícitas y explícitas que les concede la Constitución, siempre han gozado de facultades meta constitucionales, sobre todo en la época del presidencialismo de partido hegemónico, la dictadura perfecta según Mario Vargas Llosa. Ejemplos de esas facultades era que el Presidente de la República nombraba a los gobernadores de los estados, y palomeaba directamente la lista de los integrantes del Poder Legislativo y el Poder Judicial, o el hecho de poder elegir a su sucesor mediante el “destape” del candidato del entonces partido oficial a la Presidencia de la República.
Esas facultades meta constitucionales empezaron a perder fuerza a partir de que el sistema político mexicano colapsó en 1994 con el asesinato del candidato oficial Luis Donaldo Colosio, la crisis económica y política que Carlos Salinas de Gortari le heredó a Ernesto Zedillo hizo que éste último no tuviera el inmenso poder de sus antecesores y fue entonces cuando la figura presidencial comenzó a desdibujarse ante una oposición fuerte, medios de comunicación cada vez más libres y críticos, y una sociedad mejor informada.
Pero parece que Andrés Manuel López Obrador ha retomado esas facultades meta constitucionales, es evidente que está al menos palomeando ̶ si no es que eligiendo ̶ directamente a los candidat@s de su “movimiento” a los gobiernos de las entidades federativas, además de que claramente ya ha iniciado campaña para su posible sucesora en el poder. Pero él va más allá de eso, pues ya anunció que dejará un testamento político.
¿Qué es un testamento político? No se trata de una simple facultad meta constitucional, porque al menos las que se mencionaron líneas arriba aparecían como decisiones de las cúpulas de los partidos políticos, y así todo era legal. Pero un testamento político no hay manera de que lo sea.
Dijo que va a dejar testamento para: “En caso de mi fallecimiento se garantice continuidad en el proceso de transformación y que no haya ingobernabilidad”. ¿Quién estaría obligado a cumplir esto? Nadie, un Presidente de la República sólo debe cumplir lo que la Constitución le especifica. Su sucesor o sucesora, sea del partido que sea, no podrá cumplir su testamento político, legalmente es imposible. AMLO está más desequilibrado que nunca, ve a la Presidencia de la República como un objeto personal incluso post mortem. “Sería irresponsable no prever estas cosas, somos seres humanos y tenemos que estar preparados para cualquier eventualidad y no somos ajenos a una responsabilidad pública de primer orden”. Esa responsabilidad pública terminará junto con su cargo, o si muere en su ejercicio, no tiene que preocuparse por cumplirla desde el más allá. “Y en general este testamento va a conocerse cuando yo deje de existir”. El culto que él mismo rinde a su personalidad se ha desbordado a tal grado que piensa que va a seguir tomando decisiones aun en la tumba. Pero me preocupan más los mexicanos que aprueban sus locuras.