La elección presidencial de los Estados Unidos de Norteamérica debe ser un referente para nosotros los mexicanos, que el próximo año tendremos la elección más grande de la historia, por el número de cargos a elegir. La lección que deja la súper cerrada y pareja contienda estadounidense es que la clave es salir a votar. Joe Biden obtuvo 290 votos, mientras que Donald Trump consiguió finalmente 214 sufragios del complicado sistema electoral norteamericano.
En México ya hemos tenido evidencia de que cuando la gente sale a votar mayoritariamente se produce una alternancia. Un ejemplo cercano fue la elección de 2016 para renovar la gubernatura de Durango, así como la elección presidencial de 2018. Con las urnas llenas de votos, es imposible reclamar un fraude electoral.
Donald Trump no perdió electores, al contrario, sacó más votos que los que obtuvo hace cuatro años, pero Joe Biden tuvo muchos más votos que la candidata del Partido Demócrata en 2016 Hillary Clinton, ahí estuvo la diferencia. Por lo tanto, para los que no simpatizan con la 4T y quisieran que morena (su logo es con minúsculas) perdiera la mayoría en la Cámara de Diputados, la clave es salir a votar en masa, y votar preferentemente por una sola opción opositora, porque recordemos que quizás lo único perverso del sistema electoral mexicano sea la pluralidad de partidos políticos, que finalmente terminan pulverizando el voto ciudadano y hacen que no gane la mayoría, sino la minoría más grande, gracias al voto duro de su militancia. Y recordemos que en las encuestas AMLO sigue muy bien posicionado.
¿Es un mal cálculo político que AMLO no haya felicitado a Biden por su triunfo electoral? Claro que sí. Aunque puede que tenga algo de razón, debido a que el actual inquilino de la Casa Blanca tiene reacciones muy viscerales, y podría decretar un aumento de aranceles mañana mismo, o una deportación masiva de mexicanos ilegales; pero de cualquier forma, sí es una mala decisión diplomática y política no felicitar al virtual candidato ganador, porque con él tendrá una relación diplomática y comercial durante los próximos cuatro años, justo lo que le resta a su sexenio. Es decir, AMLO parece estar cambiando dos meses ̶ lo que le resta a Trump en el poder ̶ de buena relación, por el tiempo de toda una administración con nuestro socio comercial más importante.
El hábil canciller mexicano Marcelo Ebrard, debe estar haciendo el coraje de su vida, pues el mal cálculo político de su jefe le va a poner muy difícil la relación diplomática con el vecino del norte, siendo que por el contrario, una buena relación podría ser una buena plataforma para él, pues con Mario Delgado como dirigente de morena, se perfila como candidato presidencial por ese partido, o movimiento, o cena de negros que se dice lidera la izquierda mexicana.