Por Lalo De los Rios.
Entrevistamos al Sr. Gabriel Ángel Vela Valenzuela de Lavandería Moderna, quien nos contó la trayectoria y desafíos que han pasado a lo largo de este tiempo.

¿Quién y cuándo se fundó la Lavandería Moderna?
La fundaron mi abuelo Don Eduardo Vela Pacheco, y mi padre Don Héctor Vela Mainfelt, además, tuvieron como socios a César y Ángel Vela Murillo. Su construcción comenzó el 11 de febrero de 1950 y su inauguración se celebró el 11 de agosto de ese mismo año, donde es ahora muebles Vizcaya en Lázaro Cárdenas, antes Libertad, a un costado de nosotros.
¿Por qué eligieron ese giro de negocio?
En 1950 no había mucha competencia, entonces cuando iniciamos, solo había un señor que lavaba en cubetas, con petróleo. Por eso tuvimos éxito, porque llegamos con maquinaria especializada para esa tarea. Ellos querían poner una lavandería, en el inter que llegaba la maquinaria, traían un técnico alemán que era el que iba a instalar, se dio la libertad de sugerir también instalar una tintorería, que era lo que funcionaba en ese entonces. Les ofreció un equipo pequeño y con eso empezaron, fue así como empezaron a tener éxito.
Lo curioso es que no se usó el término tintorería porque, en ese entonces, la palabra se confundía con «teñido de ropa», entonces, no querían traer su ropa. Por eso era más viable ponerle solo lavandería que tintorería. Esa lavadora fue la primera en el estado de Durango.
Contábamos también con un sistema de planchado de camisas que funcionaba también, y era más práctico para los clientes junto con la tintorería. La lavandería no era tan solicitada.
En los 70’s mi Papá trajo un equipo de lavandería industrial ese espacio lo inauguró el presidente Luis Echeverría Álvarez. Andaba de visita en Durango y le platicaron de nosotros y vino a inaugurarlo. Esa área estuvo funcionando hasta hace dos años.
¿Qué pasó con esa división?
Nuestros clientes más fuertes eran hoteles, y ahora, sobre todo las franquicias, imponen sus propios precios y condiciones de pago, normalmente se requiere el servicio los fines de semana y días festivos, pero prácticamente disponen de ti todo el tiempo con poca utilidad.

¿Siempre se llamó Lavandería Moderna?
De hecho, la razón social es «Lavandería Moderna S. de R. L.». En los 90’s mi papá, Don Héctor, me encargó un cambio de logo, había uno que le decían «el arbolito de navidad», que era el que a mí me gustaba mucho (se ríe), y me dijo «ya vamos cambiando a algo más nuevo». Fue así que sacamos el que tenemos ahora, pero en otra proporción, y ahí sí agregamos la palabra «Tintorería», y quedó «Tintorería Lavandería Moderna».
¿Cuáles son los servicios que ofrece?
Tintorería, lavado en seco, planchado de vapor, desmanchado, lavandería automática o por kilos, planchaduría de piezas de lavandería, lavado de edredones, cubre colchones y cobertores.

La empresa ¿cómo ha afrontado los nuevos tiempos y los cambios tecnológicos y hábitos de consumo?
Haciendo historia un poquito, a mediados de los 50´s se separa uno de los socios Vela Murillo, 1960 muere mi abuelo Don Eduardo Vela, quedando Doña María como su sucesora y cinco años después se separa el otro socio Vela Murillo.
Como la gente no estaba muy acostumbrada a este giro de servicios, y preferían hacer sus lavados en casa, no tenía mucho éxito, hasta finales de los 60’s fue cuando empezamos a crecer. Para ese entonces nada más eran socios mi papá y mi abuelita.

En los 70’s comenzaron a fabricarse las terlencas, todo lo que es poliéster y los planchados permanentes. En ese momento la demanda de tintorería disminuyó. En ese entonces contábamos con 34 sucursales, 120 empleados. Con el cambio de moda eso mermó esa presencia de la marca. Fue difícil porque a principios de los 80’s solo teníamos cuatro sucursales, incluyendo la matriz. En la temporada más baja llegamos a tener nada más diez trabajadores. Recuerdo que, en vacaciones, mi Papá nos ponía a trabajar a toda la familia. Yo me ponía a trabajar en mi bici Búfalo de repartidor, y en esa me iba a entregar a domicilio, tendría unos 12 o 15 años más o menos.
En los 80’s enfrentamos la época de las inflaciones, mi papá decía que, para él, los tiempos de devaluaciones no había sido muy problemático, porque al final del día siempre había dinero circulando. Fue más difícil la depreciación del ’94 y ’95, donde nos agarró con tarjetas en mano y nos llevamos nuestros trancazos con el peso, pero pudimos salir adelante.
Ya en el 2008 nos quedamos con el logotipo actual, que tiene dos cisnes volando. Para mi papá eso significaba crecimiento y expansión, ya no era un solo cisne que traía el logo inicial.
Recientemente vivimos la época de pandemia por COVID-19, y nos cerramos. Éramos un sector necesario, por el servicio de limpieza y prendas, sin embargo, nos clausuraron dos meses, en ese año cumplíamos 70 años en el 2020. Teníamos planes de festejar en grande, pero terminamos con una deuda muy fuerte. Muchas lavanderías se fueron a la informalidad. Esa fue la competencia principal. Y al momento que nos cierran, nuestros clientes buscan quien les lave. Desgraciadamente a los negocios informales nadie los revisa, solo a los formales. Ahí se nos vino un fuerte problema donde no despedimos a nadie. Los arrendadores no ayudaron mucho, algunos querían cobrar sus rentas de forma normal, y no nos fue posible sostenerlo.
Un par de años antes, en 2017, comenzamos con tecnología de paneles solares, gracias al apoyo de mi buen amigo Sr. Carlos Rojas. En una junta de Canacintra, por equivocación llegué a su local y en ese entonces estaba en tratos con FIDE para el financiamiento de equipo solar. Era muy caro, pero no veíamos otra opción, y con el apoyo de Carlitos fue que cotizamos equipo más accesible y con mayores facilidades de pago.
Eso nos impulsó a ahorrar en energía y consumo de energía, y fue así que sobrevivimos. Con eso pudimos comprar mejor maquinaria eléctrica, cambiamos calderas eléctricas. Eso nos permitió optimizar los recursos. Fue un gran ahorro del 70% de todo el consumo eléctrico.
Hemos aprendido que invertir en la ecología no solo ayuda a cuidar el ambiente, sino también a ahorrar.
¿Qué sigue para la empresa en cuestión de dirección?
Mis hijos están haciendo sus vidas y sus propias profesiones. El mayor es inspector de rastros. Él y su esposa son los que manejan la lavandería ubicada en Jardines de Durango. Veo difícil que él quiera venir a la matriz por el momento. Otro de mis hijos le gusta el negocio de las fruterías, está trabajando en una empresa y le va muy bien. Mi hija le dio por ser artista, cantante, vive en Mazatlán haciendo lo que le gusta. Otra de mis hijas acaba de terminar Comercio Exterior, y quiere dedicarse a eso, obviamente fuera de Durango para ejercer. El último se fue a medicina, le dije «¿no escogiste otra carrera más larga?» (se ríe), porque dura muchos años.

Por eso por parte de mis hijos no hay todavía quien quiera seguir el negocio. Aun así, hemos logrado tener un mayor control, y que los colaboradores sepan qué hacer y no depender tanto de mi o de mi esposa.
¿Algún mensaje final, Sr. Vela?
Quiero agradecer las enseñanzas de Don Héctor Vela, han sido el fundamento para que su descendencia sea exitosa. A través de la empresa hemos dejado nuestro granito de arena a Durango, apoyados por organismos empresariales como Canacintra, Coparmex, Consejo Coordinador Empresarial. Mis padres fundaron un refugio que trabajo por 15 años dando hospedaje, alimentación, ropa y servicios a acompañantes de pacientes del Hospital General totalmente gratuito.
Invitamos a que sigan confiando en nosotros y la calidad de nuestro servicio, que día a día trabajamos por mejorar y dejar un legado de trabajo y calidad en Durango.