Desaprender

Rediseñando la estrategia de la organización

El planeta ya nos estaba lanzando advertencias de que no podía más: incendios forestales que acabaron con una significativa cantidad de flora y fauna, problemas de contaminación en las ciudades y los mares, agotamiento de los recursos resultado de un consumismo irresponsable. Sólo algo más grande que nosotros podía sacudirnos, cobrando vidas y ocasionando una recesión económica global, el SARS-CoV 2 o Covid-19.

Todavía hay mucho que no sabemos sobre este virus, además de que día a día tenemos más noticias sobre el creciente número de cierre de empresas y despidos laborales, lo cual crean un ambiente de ansiedad y miedo. En este contexto, de incertidumbre y complejidad, los empresarios enfrentan desafíos que no tienen precedente en la historia moderna, quienes tratan de hacer lo correcto para el bien de sus colaboradores, clientes y familias.

Hacer malabares entre todas las áreas de la empresa, para mantenerlas en equilibrio y funcionamiento, es una costumbre para el empresario, pero ahora tienen que hacerlo… ¡sobre una cuerda floja! En un escenario que cambia constantemente; hay que reducir costos, con un ojo en el flujo de efectivo y el otro en la liquidez; tratar de pagar la nómina y cuidar a sus colaboradores; negociar con proveedores; comprender los cambios de comportamiento de los clientes e incorporar nueva tecnología. Todo a la vez. Un espectáculo de liderazgo digno de admirar. 

Quisiera compartir tres percepciones que se pueden tomar en cuenta al rediseñar la estrategia de la organización.

REVISAR LOS SEGMENTOS DE MERCADO Y AJUSTAR LA PROPUESTA DE VALOR 

Comprender que el segmento de mercado tradicional está pasando momentos difíciles y que los comportamientos de los consumidores están cambiando rápidamente debido al confinamiento, por lo que es posible que aparezcan nuevos segmentos de mercado que les convenga explorar.  En consecuencia, deberán revisar la propuesta de valor a partir de generar empatía con los clientes. Mantener el contacto con ellos, escucharlos y conocer cómo van actuar los próximos días les dará pistas para actuar. 

COMUNICAR EL PROPÓSITO DE LA EMPRESA

Comunicar el sentido de para qué existe la empresa es un aspecto crucial porque afirma la identidad y los valores de la organización más allá de la necesidad que están resolviendo y de sus consecuentes resultados. El propósito individualiza a la empresa y la distingue de otras. El propósito debe ser claro, motivante e inspirar a cada uno de sus colaboradores y ser compatible con sus clientes, proveedores y otros grupos de interés. El propósito que los impulsa guía las decisiones y se pone a prueba en momentos de incertidumbre.

AGILIDAD ORGANIZACIONAL

Evaluar las prioridades, desaprender y empezar a descubrir nuevas opciones. Mientras más ágiles sean los empresarios en su toma de decisiones, mejor serán satisfechas las necesidades de sus clientes, brindando información y experiencias útiles. Es una oportunidad que deben utilizar para rediseñar su identidad, y para ello es fundamental destinar presupuesto a conocer la experiencia del cliente y así poder darle un poco más de lo que espera. 

Concluyo con una frase de Martin Lindstrom: “Estamos en una etapa en la que debemos aprender a cambiar”. Reconozco que implementar cambios es desafiante, pero lo mismo sucede con todas las cosas que valen la pena; este virus ha quitado cualquier excusa. Sobrellevar esta pandemia nos hará surgir con más fuerza en el futuro.

Daniel León

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