Por Iván Delhumeau.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Es el inicio más popular de la literatura latino americana, de la novela Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez. Su diégesis es un párrafo perfecto en el que conjuga la prolepsis (ir al futuro), y la analepsis (ir al pasado).
Así gobierna López Obrador, también de manera magistral su narrativa ya se ha convertido en una diégesis, un mundo ficticio en el que nos cuenta lo que le conviene para distraernos de temas importantes, y de situaciones que se le están yendo de las manos, los grandes problemas del país, como la delincuencia organizada, la falta de medicamentos a niños con cáncer, y un cúmulo de etcéteras.
Cada mañana, en la mañanera (valga la redundancia), nos narra en analepsis. Siempre, desde el 1 de diciembre de 2018 habla del pasado con vehemencia, que si lo sucedido en el sexenio de Calderón, en el de Salinas, en el de Lázaro Cárdenas, Juárez, bueno, ha llegado hasta la época de la Conquista, y esperemos que ya le pare porque a como vamos va a terminar hablando del Génesis.
Pero recientemente se le ha ocurrido narrar en prolepsis, su diégesis ha transitado al futuro, se ha instalado ya en 2024, en la sucesión presidencial. Él mismo fue quien destapó a sus precandidatos, a Marcelo Ebrard y a Claudia Sheinbaum, su favorita. ¡Presidenta! ¡Presidenta! Se ha escuchado el grito en alrededor de una decena de eventos en donde el Presidente ha placeado a la Jefa de Gobierno. Se olvidó de Ricardo Monreal, pero al omitirlo lo incluye por default.
Todo lo anterior, ir del pasado al futuro, lo ha hecho olvidándose del presente, mientras el país se cae a pedazos. Porque fue electo Presidente de la República por más de 30 millones de mexicanos para que gobernara en el día a día de todo su sexenio, no pensando en el salinismo, ni en el siglo XIX ni en la Conquista; tampoco para que ya esté haciendo planes rumbo a la sucesión presidencial, ni definiendo el método de un partido político para la elección del candidato o “candidata”.
El eterno opositor ahora lo es hasta de él mismo, pues hará asambleas informativas como cuando protestaba contra Calderón. Está activado en modo candidato desde que tomó posesión del cargo, y el arranque de su campaña política, es decir, de la sucesión, que al mismo tiempo es la de su inmortalidad, empezará el próximo 20 de noviembre en el zócalo capitalino, de ahí en adelante comenzará a trabajar para que el pueblo lo siga venerando, adorando, y visualizándose en figuras de bronce instaladas por doquier al finalizar su mandato. Lo que veremos a partir del próximo mes, será a un Presidente gobernando al estilo de los dictadores, desde la plaza pública.

Ivan Delhumeau

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