El diván: La calma

Por Abraham Rojas

“Las oportunidades para fortalecer el autocontrol y encontrar la paz que viene de la calma son muchas, hasta infinitas, por ello, son muchos, variados y hasta infinitos los conflictos y dificultades, pues en ellos se crece y se fortalecen estas virtudes. Pues si estas virtudes no se ponen a prueba, siempre se desconocerá su poder y alcance. En ello existe esta verdad absoluta: siempre estarán a prueba, es algo inherente a la existencia”.

El budismo nos entrega sus cuatro nobles verdades, a las cuales he tratado de encontrar alguna falla y de hacerlos obsoletos, pero ya sea que mi corta capacidad no me permita encontrarla, o que simplemente sean absolutos y trascienden como axiomas. La primera de esas verdades es la que usaré hoy: toda existencia es inherente al sufrimiento, nacen juntas, viven y crecen juntas y al final mueren en un largo abrazo. Esto no debe de abrumarnos, pues que sea verdad, no significa que no haya cura para ese veneno. Pues las dos verdades siguientes nos dan el antídoto, la segunda de ellas nos dice el único y verdadero origen de ese sufrimiento: el deseo. La tercer verdad se explica así misma a lógicamente: sin deseo no hay sufrimiento. Y la cuarta es el camino metal y de acción para conseguirlo, se podría decir que la cuarta verdad es el “sendero de buda”.

Con esto en mente no podemos evitar una existencia sin dolor, pero si se puede evitar una con sufrimiento. No se puede evitar el caos, pero si el conflicto.

El caos es inevitable, su misma naturaleza lo hace así. Es tan inevitable que el caos surge, sin tu ayuda, nace por sí mismo, es independiente de ti, pero, tratará siempre de adherirse a tu existencia. Lo que si se puede evitar es el conflicto, esto se logra con la calma y está se logra con la inacción momentánea y meditación estratégica. Si desea calma, actúe y piense en calma. Si desea conflicto, diríjase al caos y actúe en el.  La postura de meditación, te ha de trasladar al “ojo del huracán”, en el centro de todo el caos, ese lugar en donde la destrucción no existe, ese sitio en donde hay tranquilidad, a ese punto desde donde se mira todo el caos alrededor. Entonces ya obtenida esa calma, se convertirá en la fuerza centrifuga que domina todo el movimiento en sí alrededor.

Borges en su genialidad, describió un elemento llamado: “el Aleph”, en su cuento con el mismo nombre, como ese centro de todo, ese punto del universo, en donde se mira a todo y a todos, incluyendo a si mismo, fuera de si mismo. Esa es la óptica que se logrará al buscar la calma.

“Las leyes de la física universal nos han enseñado algo, y que es irrefutable hasta hoy, que los fundamentos del movimiento siempre girando necesitan de un centro más pesado, para que haya movimiento circular alrededor suyo, cuya fuerza de gravedad debe ser más fuerte, ahora, si ese objeto perdiera fuerza, objeto, al cual podemos llamar sol, este se uniría a ese caos y los demás objetos o planetas colisionarían unos contra otros, incluyendo al mismo sol. Esta ley de la física, nos muestra como es comportamiento que se debe tener ante un caos, para lograr una calma y equilibrio”.

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