Por IIván Delhumeau.
¿Es una ofensa que se le llame al Presidente violador serial de la Constitución? Probablemente sí, pero también es cierto que en varias ocasiones, en efecto ha violado la carta magna, entre otras leyes, como la electoral. Quienes escribimos y damos nuestra opinión en algún medio de comunicación podemos ponerle libremente adjetivos calificativos a los políticos y a sus acciones de gobierno, siempre y cuando sea con respeto, nos ampara la libertad de expresión de la que todos los ciudadanos mexicanos gozamos. Pero en el caso de los actores políticos, esa licencia verbal que otros nos tomamos, para ellos está acotada por su investidura, como es el caso de la senadora Lilly Téllez.
Cuando un actor político le pone un adjetivo calificativo a otro actor político puede traer como consecuencia una confrontación entre ambos. Lilly Téllez utilizó una expresión desafortunada para invitar al Presidente López Obrador al Senado de la República a entregarle la medalla Belisario Domínguez a la Maestra Ifigenia Martínez, y eso bastó para que el Jefe del Poder Ejecutivo se sintiera amedrentado, “una senadora del bloque conservador está convocando a que se me falte al respeto”.
No creo que se le fuera a tratar peor de lo que los legisladores del PRD (hoy todo ese grupo en morena) trataron en su momento a Fox, Calderón o Peña, sin embargo quien presume estar aflojado en terracería y ser del pueblo resultó tener la piel muy sensible y decidió no acudir a la ceremonia.
Si el Presidente acude o no al Senado a entregar una medalla no es el dato relevante de este episodio, lo es, y además alarmante, que a López Obrador ya se le haya hecho costumbre en la mañanera, señalar por nombre y apellido a quienes piensan distinto a él, y al hacerlo desata violencia en las redes sociales.
La historia nos dice que los militantes de izquierda no tienen presidente de la República, tienen una especie de dios, un personaje que adoran en vida y aún después de la muerte, ahí están los casos de Fidel Castro en Cuba y de Hugo Chávez en Venezuela, sus simpatizantes sienten una devoción enfermiza por esos personajes a pesar de la serie de errores que cometen o cometieron como gobernantes.
Pues bien, algunos seguidores de López Obrador, devotos, feligreses recalcitrantes, los cuatroteistas (permítaseme el término porque AMLO es su dios, y la 4T su religión), han iniciado una serie de ataques en Twitter hacia Lilly Téllez, verdaderas amenazas contra su integridad y la de su hijo. Todo por el señalamiento directo del Presidente de la República quien desde su púlpito mañanero genera violencia.