Por Iván Delhumeau.
En el Tenis se dice que un jugador comete un error no forzado cuando no es a consecuencia de una jugada de su oponente, es decir, cuando tiene una bola cómoda pero debido a un mal golpe termina equivocándose. Lo mismo le ha sucedido al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha cometido errores políticos y diplomáticos que los comete con premeditación y además pudieron haberse evitado.
Se le ocurrió traer como invitado especial para los festejos del 211 aniversario de la Independencia al Presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel. De entrada no se entiende por qué tendría que venir el primer mandatario de otra nación a presenciar un evento cívico que únicamente nos interesa a los mexicanos. El señor es un dictador al que se le recibe casi con el protocolo de visita de Estado. Primer error no forzado.
No conforme con eso, el Presidente López Obrador, previo al desfile militar del 16 de septiembre pronuncia un discurso en el que “llamó respetuosamente” al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo económico a Cuba. Lo hizo ni más ni menos que frente al embajador del vecino país del norte Ken Salazar, quien se retiró sin quedarse a ver el desfile. Segundo error no forzado.
Podemos coincidir en que Estados Unidos levante el bloqueo económico a Cuba, sería incluso de gran beneficio comercial para toda la zona oceánica caribeña y en general para Latinoamérica, pero lamentablemente ese no es el principal problema de la nación isleña, sí lo es la falta de democracia, que sea una dictadura, que sea un Estado socialista, con un sistema político de partido único, que no haya libertad de expresión ni de manifestación contra el gobierno. Esa es la auténtica desgracia del pueblo cubano, con la que lamentablemente simpatiza nuestro presidente autonombrado “progresista”
Y para rematar la jugada, le permitió al dictador Díaz-Canel tomar la palabra en un acto cívico conmemorativo de nuestras fiestas patrias. Como si para los mexicanos fuera un ejemplo quien encabeza una dictadura. Tercer error no forzado.
Esa serie de errores de cálculo político y diplomático nos muestra una vez más que el Presidente López Obrador trae una agenda muy distinta de la que necesita el pueblo al que mal gobierna, lo suyo es el fanatismo ideológico, acercarse a dictadores de izquierda con ideas anacrónicas y tomar su ejemplo. Desaparecer a los legisladores plurinominales obedece al sueño de que morena se convierta algún día en un partido único, al menos en el Congreso de la Unión. En cambio descuida prioridades ¿estará enterado que despidieron al 30% del Hospital de la Niñez Oaxaqueña por falta de recursos? Ahí hay varios niños con cáncer, y algunos con COVID-19 que podrían morir por falta de atención. Ah! Pero nuestro presidente preocupadísimo por el bloqueo económico a Cuba y los insultos de hace más de 200 años al cura Hidalgo.