Por IIván Delhumeau.

El “primero los pobres” del Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha sido suficiente para congraciarse con los mexicanos, pues ese no es el único sector vulnerable del país, al primer mandatario le ha faltado ser más empático con otros sectores de la sociedad, por ejemplo, con las madres trabajadoras, muchas de ellas solteras, que ya no pudieron dejar a sus hijos en estancias infantiles y tuvieron que buscar un lugar emergente porque la abuela no pudo cuidar de sus hijos, y en el peor de los casos perdieron su empleo.

Y hablando de mujeres, tampoco ha sido empático con el movimiento feminista, al que considera no sólo subversivo, sino manipulado por la derecha conservadora y neoliberal. Sucede que el Presidente ha sido incapaz de darle una lectura adecuada al tema, las feministas protestan porque en este país la mujer es blanco de la violencia de hombres e instituciones machistas, y levantan la voz para ser escuchadas y atendidas, no reprimidas y estigmatizadas.

También le ha faltado sensibilidad para entender la magnitud del problema de la falta de medicamento para los niños con cáncer, por estar obsesionado con la corrupción que asegura (sin probarlo) hay en el sector farmacéutico proveedor de dichas medicinas; prefiere suspender las adquisiciones para hacer ruido mediático y escarnio público de administraciones anteriores, pero sin probar absolutamente nada. Al parecer la fuerza del Estado sólo ha servido para encarcelar a Rosario Robles, pero a ningún otro corrupto, que sin duda los hubo y los hay.

Pero la última fallida declaración del eterno candidato a la Presidencia  ̶  a la que no termina de llegar ̶ , fue la de “yo no vengo a eso”, en su visita a Guerrero, al ser cuestionado sobre el penoso caso de la venta de niñas por usos y costumbres en algunas comunidades rurales. Con esto vuelve a corroborar el Presidente que no tiene la inteligencia necesaria para saber responder a temas tan sensibles. De que no tiene asesores ya ni hablamos.

Sabemos que una gira presidencial está marcada por una agenda, pero también el jefe del Poder Ejecutivo debe saber que la administración pública es muy dinámica, y que un gobernante debe estar preparado para atender lo que surja de improviso. Y la coyuntura en ese momento en el estado de Guerrero ere el tema de la venta de niñas, por lo tanto López Obrador debió haber tenido ya en mente una respuesta más empática. Pero lo que en el fondo le duele a AMLO es que le marquen la agenda, su egoísmo es tal, que no soporta que un tema que surge y pide solución inmediata desvíe la atención de lo que él quiere que se hable. Prefiere hablar del pasado (la Conquista), o del futuro (su sucesión), los problemas del presente no le interesan, y lo peor, es que no sabe resolverlos.

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