El empresario Armando Soto nos relata la solidaridad duranguense que recibió para encontrar a su hija
Después de una experiencia desagradable, el empresario Armando Soto, nos comparte su vivir ante la desaparición de su querida hija, y cómo la sociedad duranguense contribuyó a su localización, para llegar sana y salva.
¿Qué fue lo que ocurrió?
Bien, antes de comenzar quiero hacer hincapié que ante lo sucedido y las consecuencias que tuvo este suceso he platicado con mi hija y ha reflexionado, con el fin de que esto no se vuelva a repetir.
Hace unos días, a mi hija se le dio permiso para salir con sus amigos a la Ferrería, obviamente después de tener un adecuado comportamiento y de escuchar atentamente las recomendaciones que se le dieron, salió al lugar con la palabra de volver a una hora después.
¿No te imaginabas qué iba a pasar?
La verdad no. Fui joven también, y entiendo que a esa edad los chicos quieren divertirse y que no se tienen previsto este tipo de cosas. Sin embargo, por alguna circunstancia les toco vivir esta lamentable situación.
Después de irse, volví a mis labores. Cuando se dio la hora de regresar, pregunté por ella y la respuesta es que aun no había regresado. Hasta ese momento no me preocupé; supuse que se habría atravesado algún imprevisto y decidí dar más tiempo.
Pasaron algunas horas, y no vimos su regreso. Decidí salir y buscarlos al lugar donde se suponía iban a estar, pero solo vi un vehículo. Regresé a la ciudad con la creencia que ya estarían ahí, pero no fue así, y volví otra vez hasta Tres Molinos. No los encontré. Volví al punto donde estaba el carro, y todavía seguía ahí. Tomé fotos y me confirman en casa del amigo de mi hija que ese era el carro en el que se fueron al lugar.
¿Cómo reaccionaste en ese momento?
Primero interpuse una denuncia por desaparición, y logré contactar con la madre de los jóvenes que se encontraban con mi hija. Tras unas horas más llamé al 911 y, siguiendo sus indicacione, revise lugares como Cruz Roja y Protección Ciudadana, pero ¡nada!. Tomaron los datos para el caso.
Justo entonces un agente de Fiscalía del Estado se comunicó conmigo y la madre de los jóvenes confirmó también la desaparición de sus hijos.
De cierta manera esto convertía la primera denuncia en una desaparición más formal ya que no solo era una sino tres personas reportadas. A pesar de ello el agente me pidió esperar hasta el día siguiente y me comentó que por la hora y el lugar no era conveniente continuar buscando, ya era muy de madrugada.
Creo que el agente intuyó que no dejaríamos a mi hija perdida, y que seguiríamos buscando, y tenía razón. Son unos niños y el estar a la intemperie y sin recursos reducía sus posibilidades.
Decidimos buscar hasta que realmente comprendimos no estábamos en condiciones, y agotaríamos nuestros recursos para cuando fuera más adecuado.
A la mañana siguiente nos volvimos a la búsqueda junto a la gente que se pudo organizar.
Me sentía desesperado, y buscaba a quién recurrir. Me di a la tarea de contactar a mis familiares y amigos para dar con los niños, y hasta me acordé de apoyarme en el Presidente de Canaco Mauricio Holguín y el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial Miguel Castro para ver cómo me podían ayudar. Soy un empresario que siempre ha creído en la unión empresarial, y en ese momento pensé que toda la ayuda era necesaria para encontrar a los chicos.
La ocasión demandaba que teníamos que esperar un tiempo para que las autoridades empezarán a actuar, es una regla general, pero mientras, por nuestra parte teníamos que hacer algo.
Después de que pasó el tiempo necesario, y se empezaron a sumar más personas a ayudarnos, un colaborador de protección civil y el agente de Fiscalía que estuvieron al pendiente de la situación, un gran grupo de personas estaban dispuestas a reunirse y emplear herramientas para la búsqueda.
Cada grupo estaba buscando en un lugar especifico, mientras que yo y otras personas fuimos donde se estaba el vigilante de Tres Molinos y de los lugares cercanos. Vimos que se estaba construyendo una represa y preguntamos si habían visto algo. Nos dijeron que los vieron salir sin problema del lugar. Tuvimos que regresar. En ese momento me sentí desesperado, ya no sabía qué más hacer. En eso, por celular nos mandaron llamaron que los habían encontrado.
¿Quien los encontró y como fue ese momento?
Un grupo se encontraban buscándolos en la parte derecha del lugar, llamaron y ellos respondieron. El equipo medico y los grupos los auxiliaron. Llevaban leves quemaduras por el sol y deshidratados. Habían pasado mucho tiempo luchando por subir la colina, al parecer bajaron y ya no pudieron regresar. Se les hizo fácil.
¿Cómo se encuentran ahora?
Ella se encuentra bien. Mi niña dice que en ningún momento fue su intención causar revuelo, y a la vez, valora que tantas personas se hayan unido a esta causa y se hayan preocupado por su bienestar y se compromete a ser mejor persona y ciudadana.
¿Qué te inspiro a pedir ayuda de Canaco y del CCE?
La verdad es que sentí esa confianza, accesibilidad y la humanidad por parte de Mauricio Holguín y Miguel Castro. Creo que no me equivoqué al pedir ayuda de los empresarios. Obtuvimos una grata respuesta y una gran atención. Quiero compartir que el apoyo de mis amigos empresarios, además de mi familia y el cuerpo de rescate, fueron esenciales para encontrar a los muchachos. Realmente estoy agradecido con la ayuda que me brindaron, esto cambia mi perspectiva al darme cuenta que se trabaja en pro del bienestar colectivo.
¿Algo que quieras agregar?
Sí. Quiero recalcar que en Durango se encuentra mucha gente buena y capacitada, con el suficiente profesionalismo para realizar cualquier tipo de búsqueda.
De mi parte y de mi familia queremos agradecer a todos aquellos que colaboraron y nos apoyaron en esta difícil situación y nuevamente reafirmamos el compromiso que tenemos de ser mejores ciudadanos y mejores personas, porque puedo decir con seguridad que para mi es un orgullo ser Duranguense y contar con personas tan valiosas.